Se ha documentado que las algas marinas se utilizaban como alimento ya en el siglo IV en el Japón y en el siglo VI en China. Hoy en día, esos dos países y la República de Corea son los mayores consumidores de algas marinas como alimento y sus necesidades constituyen la base para una industria que recolecta seis millones de toneladas de algas frescas al año en todo el mundo, por un valor de unos 5 000 millones de dólares EE.UU.
Durante los 50 últimos años, la demanda ha crecido más deprisa que la capacidad para satisfacer las necesidades con las existencias de algas naturales (silvestres). La investigación sobre el ciclo vital de las algas ha propiciado el desarrollo de industrias dedicadas a su cultivo, que actualmente cubren más del 90 por ciento de la demanda del mercado.
China es el principal productor de algas marinas comestibles, con unos cinco millones de toneladas. La mayor parte de esta cantidad corresponde al kombu, producido a partir de Laminaria japonica cuyo cultivo en cuerdas suspendidas ocupa cientos de hectáreas en el océano. La República de Corea cultiva unas 800 000 toneladas de tres especies diferentes, el 50 por ciento de las cuales corresponde al wakame, producido a partir de Undaria pinnatifida cuyo cultivo es similar al de Laminaria en China. La producción japonesa asciende a unas 600 000 toneladas, de las que el 75 por ciento corresponde al nori, producido a partir de especies de Porphyra; se trata de un producto de gran valor (unos 16 000 dólares EE.UU. por tonelada), en comparación con el kombu (2 800 dólares EE.UU.) y el wakame (6 900 dólares EE.UU.).
El alginato, el agar y la carragenina son espesantes y gelificantes que se extraen de las algas marinas y constituyen la base principal de los usos industriales de éstas. La utilización de las algas marinas como fuente de esos hidrocoloides se remonta a 1658, cuando se descubrieron en el Japón las propiedades gelificantes del agar, extraído mediante agua caliente de un alga roja. Los extractos de musgo perlado, que es otra alga marina, contienen carragenina y fueron muy utilizados como espesantes en el siglo XIX, mientras que las extractos de algas pardas no empezaron a producirse comercialmente y a venderse como espesantes y gelificantes hasta el decenio de 1930. Los usos industriales de los extractos de algas marinas se expandieron rápidamente después de la segunda guerra mundial, aunque en ocasiones estuvieron limitados por la disponibilidad de materias primas.
En la actualidad se recolecta aproximadamente un millón de toneladas de algas frescas de las que se obtienen extractos para producir los tres hidrocoloides antes mencionados. Se producen en total 55 000 toneladas de hidrocoloides por un valor de 585 millones de dólares EE.UU.
La producción de alginato (213 millones de dólares EE.UU.) se realiza a partir de extractos de algas pardas, recolectadas en su totalidad; resulta demasiado costoso cultivar algas pardas para obtener materias primas destinadas a usos industriales.
La producción de agar (132 millones de dólares EE.UU.) se realiza principalmente a partir de dos tipos de algas rojas, uno de los cuales se cultiva desde 1960 o 1970, pero en una escala mucho más amplia desde 1990, y ello ha permitido la expansión de esta industria.
La producción de carragenina (240 millones de dólares EE.UU.) se basaba al principio en las algas marinas silvestres, en particular el musgo perlado, que es una pequeña alga que crece en aguas frías con una base de recursos limitada. Sin embargo, desde los primeros años del decenio de 1970 la industria ha crecido rápidamente a causa de la disponibilidad de otras algas que contienen carragenina, cultivadas con éxito en países de aguas templadas con bajos costos de mano de obra. En la actualidad, la mayor parte de las algas utilizadas para producir carragenina son cultivadas, aunque sigue habiendo una pequeña demanda de musgo perlado y de algunas otras especies silvestres de América del Sur.
En el decenio de 1960, Noruega fue el primer país en producir harina de algas, hecha con algas pardas desecadas y en polvo, que se utiliza como aditivo para piensos. La desecación suele hacerse en hornos alimentados con petróleo, por lo que el precio del crudo influye en su costo. Anualmente se recolectan unas 50 000 toneladas de algas marinas frescas, con las que se fabrican 10 000 toneladas de harina de algas por un valor de cinco millones de dólares EE.UU.
El valor total de los productos industriales derivados de las algas marinas es de 590 millones de dólares EE.UU.
El valor total de todos los productos de la industria de las algas marinas se estima en 5 600 millones de dólares EE.UU.
Durante los 50 últimos años, la demanda ha crecido más deprisa que la capacidad para satisfacer las necesidades con las existencias de algas naturales (silvestres). La investigación sobre el ciclo vital de las algas ha propiciado el desarrollo de industrias dedicadas a su cultivo, que actualmente cubren más del 90 por ciento de la demanda del mercado.
China es el principal productor de algas marinas comestibles, con unos cinco millones de toneladas. La mayor parte de esta cantidad corresponde al kombu, producido a partir de Laminaria japonica cuyo cultivo en cuerdas suspendidas ocupa cientos de hectáreas en el océano. La República de Corea cultiva unas 800 000 toneladas de tres especies diferentes, el 50 por ciento de las cuales corresponde al wakame, producido a partir de Undaria pinnatifida cuyo cultivo es similar al de Laminaria en China. La producción japonesa asciende a unas 600 000 toneladas, de las que el 75 por ciento corresponde al nori, producido a partir de especies de Porphyra; se trata de un producto de gran valor (unos 16 000 dólares EE.UU. por tonelada), en comparación con el kombu (2 800 dólares EE.UU.) y el wakame (6 900 dólares EE.UU.).
El alginato, el agar y la carragenina son espesantes y gelificantes que se extraen de las algas marinas y constituyen la base principal de los usos industriales de éstas. La utilización de las algas marinas como fuente de esos hidrocoloides se remonta a 1658, cuando se descubrieron en el Japón las propiedades gelificantes del agar, extraído mediante agua caliente de un alga roja. Los extractos de musgo perlado, que es otra alga marina, contienen carragenina y fueron muy utilizados como espesantes en el siglo XIX, mientras que las extractos de algas pardas no empezaron a producirse comercialmente y a venderse como espesantes y gelificantes hasta el decenio de 1930. Los usos industriales de los extractos de algas marinas se expandieron rápidamente después de la segunda guerra mundial, aunque en ocasiones estuvieron limitados por la disponibilidad de materias primas.
En la actualidad se recolecta aproximadamente un millón de toneladas de algas frescas de las que se obtienen extractos para producir los tres hidrocoloides antes mencionados. Se producen en total 55 000 toneladas de hidrocoloides por un valor de 585 millones de dólares EE.UU.
La producción de alginato (213 millones de dólares EE.UU.) se realiza a partir de extractos de algas pardas, recolectadas en su totalidad; resulta demasiado costoso cultivar algas pardas para obtener materias primas destinadas a usos industriales.
La producción de agar (132 millones de dólares EE.UU.) se realiza principalmente a partir de dos tipos de algas rojas, uno de los cuales se cultiva desde 1960 o 1970, pero en una escala mucho más amplia desde 1990, y ello ha permitido la expansión de esta industria.
La producción de carragenina (240 millones de dólares EE.UU.) se basaba al principio en las algas marinas silvestres, en particular el musgo perlado, que es una pequeña alga que crece en aguas frías con una base de recursos limitada. Sin embargo, desde los primeros años del decenio de 1970 la industria ha crecido rápidamente a causa de la disponibilidad de otras algas que contienen carragenina, cultivadas con éxito en países de aguas templadas con bajos costos de mano de obra. En la actualidad, la mayor parte de las algas utilizadas para producir carragenina son cultivadas, aunque sigue habiendo una pequeña demanda de musgo perlado y de algunas otras especies silvestres de América del Sur.
En el decenio de 1960, Noruega fue el primer país en producir harina de algas, hecha con algas pardas desecadas y en polvo, que se utiliza como aditivo para piensos. La desecación suele hacerse en hornos alimentados con petróleo, por lo que el precio del crudo influye en su costo. Anualmente se recolectan unas 50 000 toneladas de algas marinas frescas, con las que se fabrican 10 000 toneladas de harina de algas por un valor de cinco millones de dólares EE.UU.
El valor total de los productos industriales derivados de las algas marinas es de 590 millones de dólares EE.UU.
El valor total de todos los productos de la industria de las algas marinas se estima en 5 600 millones de dólares EE.UU.
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