sábado, 21 de abril de 2007

LA CHLORELLA Y EL BETACAROTENO

Hay 180 miligramos de betacaroteno en cada 100 gramos de Chlorella. El betacaroteno tiene la mayor actividad de vitamina A y de factor antioxidante de todos los carotenoides conocidos. El betacaroteno posee dos mecanismos potenciales para disminuir la carga de radicales libres en el cuerpo, además de ser uno de los más poderosos neutralizantes de oxígeno singular. Posee la capacidad de disipar la energía del oxígeno singular, e impedir con ello que esta molécula activa genere radicales libres. También tiene la habilidad de comportarse directamente como un antioxidante y eliminar los radicales libres generados por otras reacciones que no involucran al oxígeno singular.El betacaroteno sintetizado en la Chlorella puede protegemos de los daños causados por el oxígeno singular en las reacciones fotooxidativas. Las personas de piel clara y sensible también pueden utilizar el betacaroteno para proteger su piel contra los daños causados por el proceso de folooxidación.A pesar de que el oxígeno singular se encuentra únicamente en pequeñas concentraciones en los contaminantes del aire, constituye un riesgo importante para la salud. El efecto protector de betacaroteno contra las radiaciones ultravioleta es motivo de un estudio cuidadoso de parte de]lDr. Andrija Kornhauser, de la Administración de Alimentos y Medicinas, de Washington, D. C. Sus investigaciones más recientes fueron discutidas en la conferencia sobre el betacaroteno llevada a cabo en 1987 en Boca Ratón, Florida.Teóricamente, una molécula de betacaroteno puede proveer dos moléculas de actividad de vitamina A. Por eso en la utilización global del betacaroteno la cantidad diaria requerida se calcula en la sexta parte de la correspondiente de la vitamina A (retinol). (La vitamina A es indispensable para formar dientes sanos. Debe consumirse aceites prensados en frío, EXTRAVIRGEN dice el empaque, y no cocinarlo, que no reciba calor)Un estudio efectuado en 1983 demostró que el betacaroteno adicionado al alimento de los cobayos los protegió de los daños que les habrían causado los radicales libres de una inyección de tetracloruro de carbono. Los radicales libres de este químico tóxico produjeron destrucción de tejido adiposo de los cobayos que no habían recibido betacaroteno con sus alimentos. Este experimento y otros trabajos realizados en 1982 demostraron claramente que el betacaroteno puede servir como antioxidante tanto en el tubo de ensayo como en el organismo.La función antioxidante de betacaroteno complementa las demás sustancias antioxidantes y protectoras tales como la catalasa, la peroxidasa glutatión, las vitaminas C y E. Como factor antioxidante y neutralizador del oxígeno singular, el betacaroteno puede proteger las células de los efectos carcinógenos de los radicales libres. Aunque todavía se desconoce el mecanismo exacto de la protección provista por el betacaroteno, la evidencia epidemiológica sugiere que las personas cuya alimentación es baja en caroteno tienen una mayor incidencia de cáncer de pulmón, de estómago, de próstata y de cuello uterino. También hay evidencia acerca de que las personas que consumen altos niveles de caroteno desminuyen el riesgo de contraer alguno de estos cánceres y de morir de cáncer.El sistema inmunológico del cuerpo es tan susceptible como cualquier otro de los sistemas a los daños originados por los radicales libres. Cuando el sistema inmunológico recibe cualquier clase de daño, puede inhabilitarse para defender al organismo contra la proliferación de células cancerosas y la eliminación de células enfermas del cuerpo. Uno de los propósitos principales del sistema inmunológico consiste en eliminar el problema antes de que comience. La destrucción de las células precancerosas es un buen ejemplo de esta función preventiva.Algunos estudios realizados con animales de laboratorio han demostrado que el betacaroteno puede actuar como un estimulante del sistema inmunológico.Con toda la investigación que muestra la capacidad del betacaroteno para influir sobre la salud humana, ¿por qué no tomar dosis complementarias de este compuesto o aumentar el consumo de alimentos que lo contengan?No cabe la menor duda de que ambas sugerencias sean válidas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta algo que se conoce como sinergia: lo que ayuda a que uno más uno sean tresLos doctores Joel Schwartz, Diana Suda y Gerald Shklar de la Escuela de Odontología de Harvard, dieron a conocer los resultados de sus investigaciones en 1986, en una reunión de la Academia Norteamericana de Patología Oral, en Toronto. Pudieron demostrar el efecto dosis-reactivo del betacaroteno sobre el cáncer de mejilla inducido en hámster mediante el empleo de un carcinógeno, 7,12-dimeúl-benzotraceno (como se manifiesta en el humo de tabaco y en el tabaco de. mascar).También se estudió el efecto del extracto de algas -durante la misma investigación- y se comprobó que resultaba más eficaz que el betacaroteno solo. El grupo de Harvard razonó que sin duda habría otros factores que pudieran dar a las algas más propiedades antitumorales que las contenidas únicamente en su betacaroteno. Pero estos resultados deben repetirse en los experimentos de otros investigadores antes de que puedan ser aceptados sin reservas por la profesión médica. Han resultado muy alentadores otros estudios pilotos llevados a cabo con pacientes de SIDA y víctimas del virus Epstein-Barr, en los cuales se ha utilizado la Chlorella, que indican su efectividad como estimulante de sistema inmunológico. Cuando se hayan completado serán una fuente de información importante.Durante un congreso sobre el betacaroteno organizado por el Servicio de Información sobre Nutrición Vitamínica, realizado en Boca Ratón, Florida, del 10 al 12 de abril de 1987, un buen número de investigadores descubrieron el valor del betacaroteno en el tratamiento y la prevención de una variedad de cánceres.La doctora Marilyn S. Menkes, de la Universidad John Hopkins, de Baltimore, informó que algunos estudios demuestran que poblaciones con mayor consumo de betacaroteno evidencian una menor incidencia de cáncer pulmonar, mientras que grupos con una alimentación inferior en betacaroteno padecen una mayor proporción de cáncer. Durante un experimento controlado que involucro a 99 personas afectadas de cáncer y a 196 voluntarios que no padecían de este mal, la doctora Menkes y sus colaboradores estudiaron los niveles de betacaroteno y otros nutrientes hallados en las muestras de sangre. Descubrieron que las personas con niveles bajos de betacaroteno mostraban riesgos cuatro veces más elevados de carcinoma de células escamosas del pulmón que el resto de las personas examinadas.El doctor Peter Greenwald, del Instituto Nacional del Cáncer, de Washington, revisó 14 estudios que se realizaban en esos días para descubrir el papel de¡ betacaroteno y de otros nutrientes en la posible prevención del cáncer.Una investigación canadiense encabezada por el Dr. Hans F. Súch debería interesar a la gran cantidad de jóvenes que mascan tabaco actualmente. Tanto él como sus colegas del Centro de Investigación del Cáncer de Columbia Británica, descubrieron que la administración de betacaroteno (o betacaroteno y vitamina A) reduce notablemente la aparición de células cancerosas de los usuarios de rape (polvo de tabaco) en Canadá, de los masticadores de tabaco y nuez de betel en la India, y de los "fumadores al revés"', de las Filipinas. Los dentistas de los Estados Unidos informan de un alarmante aumento de cáncer de labio y de boca entre sus pacientes que mascan tabaco o toman rapé (se frotan polvo de tabaco en las encías).El Dr. Frank L. Meyskens, Jr., del Centro Cancerológico de Arizona, declaró que la información epidemiológica que poseían apoya la hipótesis de que numerosos tipos de cáncer humano se encuentran asociados con la alimentación, y que los experimentos de laboratorio demuestran que el cáncer puede prevenirse mediante la alteración de la dieta, o por medio de la complementación farmacológica con ciertos agentes.Uno de estos agentes, aseguró, es el betacaroteno. Se trata de algo especialmente promisorio porque: (1) Existe una fuerte relación inversa entre algunos tipos de cáncer y el consumo de betacaroteno, como lo revelan diversos estudios; (2) el betacaroteno es útil como agente de prevención de cáncer en experimentos realizados con animales; (3) es un potente antioxidante; (4) se encuentra disponible en fuentes vegetales y como medicamento, (5) tiene un índice muy bajo de toxicidad, aun en dosis elevadas.

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